martes, 7 de diciembre de 2021
Pan sin gluten. Mejorando el resultado.
Pan sin gluten. Después de leer un artículo de mamafermenta.com decidí cambiar un poco su receta con los ingredientes que si tenía en casa. Y volver a utilizar la nevera para evitar el trabajo del amasado tal y como hacía con el pan con gluten. El dejar que lentamente se realice la fermentación durante horas mejora no solo el sabor y resultado de los panes sino que hay un gran ahorro de esfuerzo: el tiempo hace lo que tus manos y brazos deberían realizar. Si no hay prisa, lo mejor es dejar que fermente la masa durante toda la noche dentro de la nevera. El sabor es más profundo, más casero.
Pero vamos a la receta.
INGREDIENTES:
400g mezcla de harinas sin gluten de Mercadona
100g de harina de maiz (maicena)
11g de sal
3g de levadura seca de panadero (de un sobre de 7g, aproximadamente la mitad)
11g de psyllium
gran puñado de semillas: girasol, calabaza, mostaza, etc.
600g de agua tibia
Mezclar todos los ingredientes secos y e irañadiendo el agua lentamente. Mezclar con una espátula. Dependiendo de las harinas, admitirá más o menos agua. En mi caso, ha admitido los 600g sin problema. Una vez mezclados, puedes amasar con una mano para mezclar mejor los ingredientes.
Una vez bien mezclados, tapar con papel film (utilizco los gorros de ducha de los hoteles que van fantásticos para esto). Dejar como 15 minutos y poner dentro de la nevera. Se puede dejar no más de 24 horas para que no sobrefermente. La he tenido como 16 horas.
Esta mañana me ha recibido una masa bien fermentada, crecida y llena de burbujas. Dejar atemperar unos 20 minutos y formar con ayuda de harina de maiz. En mi caso he formado un rulo para ponerlo en un molde que tenía previamente engrasado y enharinado para que no se pegue el pan. Volver a tapar bien y precalentar el horno a 250º.
Si tienes piedras volcánicas, ponlas en un recipiente en el suelo del horno para que también se calienten. Si no tienes piedras, puedes utilizar trapos viejos y limpios que pondras dentro de un recipiente adecuado para horno. Con unos 20 minutos el horno estará bien caliente (aunque cada quien conoce su horno y debe saber cuanto tarda en coger temperatura).
Destapar el pan que habrá vuelto a crecer un poco e introducir en el horno. A la vez, echar un vaso de agua sobre el recipiente de las piedras (o los trapos). y cerrar el horno. Esto hará que se produzca vapor que mejorara el horneado del pan. Si no pones vapor, no pasa nada.
Pasados unos 10/12 minutos, retirar el recipiente con las piedras y bajar la temperatura a 200º. Hornear durante 30 minutos. Por último, desmoldar y seguir horneando 15 minutos más a 180º o hasta que al golpear el revés del pan, suene a madera, a toque de puerta (indicio que está bien horneado).
Si dejas que se enfríe dentro del horno con el horno apagado y la puerta semiabierta, la corteza será mucho más crujiente.
lunes, 8 de noviembre de 2021
Receta rápida de garbanzos.
La receta la vi en Gipsy chef (si no lo conoces, cosa que dudo, no te lo pierdas. Recetas rápidas, ocurrente y sabrosas). Le he realizado modificaciones porque no tenía todos los ingredientes y porque, como todo el mundo, tengo manías. El resultado ha sido fantástico (está mal que sea yo quien lo diga pero... fantástico) y diferente para lo que suelen ser los garbanzos en guiso. Además es rápido y como ya van apeteciendo los platos de cuchara, pues eso. Eso si, receta para amantes de las legumbres y, en especial, de los garbanzos.
Bote de garbanzos cocidos
Tomatitos cherry
Tomate secos hidratados en aceite
puerro
ralladura de limón
aceite, sal, comino en polvo, azúcar, agua.
Dado que tengo especial manía al ácido de los tomates (me pueden estropear un plato delicioso. Lo detecto hasta en la nariz y no lo soporto) lo primero ha sido endulzar los tomatitos cherry. Poner en una sartén un poco de aceite de oliva virgen extra (aove)y darles unas vueltas a los tomatitos bien lavados junto a una pizca de sal, mucho comino en polvo y azúcar (la cantidad que desees para quitar el ácido del tomate. Puedes utilizar otro endulzante o cosa que endulce. Si no te molesta el ácido del tomate, sáltate este paso). Taparlos para que suden y se ablanden. Reservar.
En una sartén limpia poner un chorrito de aove y saltear puerro cortado bien pequeño, con un poco de sal, hasta que transparente. Mientras, habrás escurrido y lavado los garbanzos cocidos (lávalos bien para quitar el sabor a conserva). Cuando el puerro esté transparente (me gusta que cruja un poco al morderlo) añadir los garbanzos junto a una pizca de sal y más comino en polvo (para mi, garbanzos y comino siempre van juntos).
Cortar los tomates secos hidratados en aceite en tiras finas. Añadirlas a la sartén del puerro y los garbanzos. Probablemente tengas que añadir un poco de agua (un chorrito, como 50ml) para que queden algo caldositos. Dejar cocer durante unos 10 minutos para que se mezclen los sabores.
Añadir los tomates cherry (si te has saltado el paso de endulzarlos, tendrás que cocinar los cherrys cuando comiences con el puerro para que se vayan ablandando) y dejar cociendo unos 5 minutos más.
Y ya está. Rallar un poco de piel de limón para aligerar el plato (lo cierto es que le hubiera ido muy bien añadir gremolata: ralladura de limón y perejil cortado bien pequeño o, inlcuso, cilantro pero no tenía ni perejil ni cilantro).
Si además los acompañas con este vino blanco valenciano de Moixent, Sant Pere Vinyes Velles blanc de la cooperativa de Moixent (que me tiene enamorada) estos garbanzos fáciles de hacer, se convierten en una comida de domingo.
sábado, 23 de octubre de 2021
Pan sin gluten, frutos secos y pasas.
jueves, 21 de octubre de 2021
Viaje a Oporto. Octubre 2021
Con la pandemia aún no finalizada pero con ganas de viajar y descansar lejos de donde resido y trabajo, y después de malograrse un viaje cruzando el atlántico, aquí que me encuentro con días que no trabajo y decidiendo donde ir. Al final me decido por algo medianamente cerca y lo suficientemente lejos para sentir que es un viaje, que me alejo, que voy a cambiar lo que me rodea.
Voy a Oporto. Según me voy informando, me voy ilusionando: ciudad acogedora, medianemente pequeña, lo que la hace manejable, andable, fácil, acostumbrada al turismo y con buenas medidas anticovid. Así que diseño, marco días y voy.
Mi primera dificultad es que al llegar a Oporto, me quedo sin cobertura lo que me deja sin móvil, sin datos y con solo internet siempre que me cedan wifi. Esto me hizo trasladarme al siglo pasado en mis andanzas por Oporto. Pero nada impidió que disfrutara del viaje.
Pero vamos a cosas más interesantes. La ciudad es fantástica y su gente es muy amable. Se come (como en todo Portugal) fantásticamente bien. Disfruté pulpo, croquetas de bacalao, rodaballo, bacalao, cangrejo, gambas y cómo no, francesinhas (un sandwich que no hay que perderse pero hay que ser conscientes que es una bomba calórica. De hecho pedí media y con ración pequeña de patatas y ya verás el tamaño que se gasta). Y claro, hay que tomar vino: vino de Oporto y oporto. Me había informado (desconozco el oporto) de qué ir buscando porque, los que saben, me dicen que es lo mejor. Y bien, fui probando y decidiendo qué me gustaba más, qué me hacía grato el tomar oporto (no soy muy aficionada a las bebidas dulces). Y conseguí encontrar lo que más me hacía disfrutar. Dejo fotos de plato y de sitios donde poder degustarlos, así como fotos de los diferentes oportos que fui probando.
El primer plato es una brocheta de pulpo y gambas con patatas y berza salteadas en Lagostim. Estaba recién llegada, no tenía forma de descubrir restaurantes por la zona, se acercaba la hora de cierre de cocinas (recuerda que cierran más pronto que en España y quería cenar). No fue un plato para tirar cohetes pero cumplió. Destacable la berza, estaba deliciosa, al dente, sabrosa. El pulpo estaba muy tierno y las gambas eran congeladas y ofrecían toda la resistencia posible a ser peladas.
Esta francesinha la tomé en Cervejaria Brasaõ Aliados. Había coincidido en un restaurante (de esa comida no tengo fotos...fue una tosta de sardinillas y un salmón a la brasa) con una pareja de jovenes. Hablamos del oporto, no sabían cual pedir, y ellos, que ya llevaban días en Oporto, me comentaron donde la descubriron más suave. Era donde más les había gustado. Y allí que me fuí. Ten en cuenta que es la mitad (no la pedí entera), no la pedí con huevo y las patatas son la ración pequeña. Es una bomba calórica pero hay que probar este sabroso sandwich.