jueves, 30 de junio de 2011

Verduras en escabeche de naranja

Si, escabeche de naranja. Si no lo has probado no sabes lo que te estás perdiendo. Además, estamos en época de naranjas así que hay que aprovechar.

Ingredientes:

3 puerros
un hermoso ramo de brócoli
champiñones
una naranja
medio vaso de vinagre balsámico
un vaso de aceite de oliva
agua mineral, sal y pimienta en grano

Comienza por limpiar y trocear las verduras y los champiñones. Lava bien la naranja y con un pelador saca unas láminas de la piel de la naranja. 
Exprime la naranja y debes obtener algo más de medio vaso. El vaso es la medida de los líquidos. Si pones mucha verdura, el vaso debe ser grandecito. Si pones pocas verduras, el vaso puede ser pequeño. Esta vez he elegido hacer el escabeche con poco líquido así que pese a que he puesto muchas verduras, he puesto vaso pequeño (de vino) para aligerar el escabeche.
Es hora de mezclarlo todo. Pon los líquidos: un vaso de aceite de oliva, el zumo de naranja, el medio vaso de vinagre balsámico y añade un vaso de agua filtrada (quiero un escabeche muy ligero. Si quieres que sea más contundente, no pongas agua. Aumenta la cantidad de aceite y vinagre, siempre proporcionalmente). 
Añade unos granos de pimienta (y también unos dientes de ajo enteros y unas hojas de laurel. Yo no los puse porque no tenía) y unas hojas de laurel. Añade también las láminas de piel de naranja. Además que aumentan el aroma de naranja en el escabeche, su sabor, una vez escabechada, es deliciosa: suave, con toque de naranja, algo ácida, aunque no excesivamente. De verdad, increiblemente buena.
Ve poniendo las verduras, dejando los más duros más cerca del líquido y los champiñones por encima (se hacen muy rápidos) y tapa la cazuela.
Ponla durante una hora (o algo más) a fuego muy lento, moviendo su interior  sin abrir la tapa (agita con cuidado la cazuela). Una vez haya pasado el tiempo. Apaga el fuego y no abras la tapa. Deja que repose con la olla cerrada. 
El escabeche está mucho mejor de un día para otro. A mi me encanta frío.

Coste: barato
Tiempo: hora y media
Dificultad: ¿ves alguna?

¡Bon profit!

sábado, 25 de junio de 2011

Tarta de cebolla y queso de cabra

Quería llevar algo para comer con mi familia, algo de aperitivo, y cuando abrí mi nevera, lo cierto es que había poco que cocinar. Me salvó que tenía hojaldre, así que sólo debía decidir si rellenarlo para hacerlo dulce, de postre, o salado. Mmmmm ¡salado! Tenía un rulo de queso de cabra y necesitaba suavizarlo....¡cebolla caramelizada! y para darle color (porque el queso de cabra avasalla a cualquier otro ingrediente) lacón cortado fino.
Manos a la obra


Ingredientes:

3 cebollas de buen tamaño
un rulo de queso de cabra
lacón en láminas finas
dos láminas de hojaldre
un huevo batido

Lo primero las cebollas. Hay que cortarlas en juliana. Tenía pocas ganas de estar dándoles vueltas y tampoco tenía mucho tiempo. Así que me decidí por hacerlas en el microondas. Sinceramente, no queda igual de golosa que haciéndola a fuego lento y con mucha paciencia, pero cuando no hay tiempo es una buena forma. Pon todas la cebolla en un bol. Sala y añade un chorro (como tres cucharadas soperas) de agua y un buen chorro de aceite.
Pónlo en el micro unos 5 minutos. Puede que de la sensación de que la cebolla no se ha enterado. No te preocupes. Añade dos cucharadas soperas de azúcar. Remueve y vuelve a meterlo en el micro. Ahora debes añadir tiempo y remover cada vez porque la cebolla debe tomar buen color pero no tostarse. Es preferible que vayas añadiendo de pocos en pocos minutos.
Para cortar el rulo de queso de cabra bien fino, no dudes en congelarlo. Así podrás hacer un corte muy fino y sin que se quede pegado en el cuchillo. Esto hazlo cuando tengas la cebolla terminada y el hojaldre preparado para rellenarlo. Este debes extenderlo un poco.
Rellena con una capa generosa de cebolla caramelizada, las rodajas de queso de cabra y pon cortadas de lacón cortado fino, distribuidas por toda la superficie.
Tapa con otra lámina de hojaldre. Cierra bien los bordes para que no se salga el relleno y pinta con huevo batido generosamente.
Hornea a 180º durante unos 30 minutos o algo más (depende de hornos) o hasta veas dorado el hojaldre.


Coste; barato
Tiempo: 50 minutos
Dificultad: ¿?

¡A disfrutar!

sábado, 18 de junio de 2011

Madalenas de queso y tomates secos

De las pascuas que pasé en la masía de mi amiga, en Morella, y que estuve todo el fin de semanas de pruebas (aún quedan recetas que no he publicado) resultaron estas deliciosas madalenas. 
Como os conté, teníamos muchos huevos de Enrique, bueno de sus gallinas, así que todo lo que pensaba los iba a llevar, además de buscar platos vegetarianos ya que mi amiga es vegetariana ovo-láctea.

Ingredientes:
200ml de leche (utilicé Ideal para que fueran más cremosas)
200gr de harina
2 huevos
dos cucharadas soperas de mantequilla (40gr aprox.)
100gr de queso rallado
Un buen puñado de tomates secos
4 sobres de gaseosa (dos de cada color)
sal, pimienta y orégano (o cualquier otra especia aromática que te guste)

Pon la leche a entibiar y añade la mantequilla para que se vaya fundiendo (lo hice así porque hacía demasiado frío para utilizar la mantequilla a temperatura ambiente. Estaba dura dura). 
Mientras casca los huevos y bátelos con energía. 
Cuando la leche se atempere, mezcla junto a los huevos.
En un bol, pon la harina y el queso. Agrega los huevos y la leche a la harina. Bate con unas varillas hasta que todos los ingredientes estén bien agregados.
Mientras haces todo lo anterior, habrás puesto los tomates secos a hidratar con agua caliente. Es la hora de escurrirlos bien (quítales toda la humedad con papel de cocina) y cortalos en trozos bien pequeños. 
Añade los trozos de tomates a la masa que tienes de harina, leche, queso y huevos. Mueve bien. Es la hora de salar un poco (no mucho dado que el queso ya le aporta sal a las madalenas), algo de pimienta y orégano (o romero o tomillo) y mueve bien.
Cuando tengas la masa bien homogénea es el momento de utilizar las gaseosas. Añade el contenido de los cuatro sobres y mueve bien. Veras como la masa crece y se esponja.
Distribuye en los moldes de madalenas y hornea en un horno precalentado a 180º durante unos 25 minutos o hasta que veas que cogen un color dorado.
Quedan deliciosas y sorprenden por su sabor. Aunque de aspecto no están muy llamativas, es lo que tiene cocinar en hornos que no conozco bien, prometo que estaban sabrosas y muy esponjosas.

Coste: barato
Tiempo: 40 minutos
Dificultad: mmmmmmm

¡A disfrutar!

domingo, 12 de junio de 2011

Conejo módenamente escabechado

El fin de semana que estuve en Madrid, el pasado, mi amiga Mer, quien siempre me acoge en su casa y que siempre se queja que nunca le cocino nada (claro, voy a Madrid y salgo, salgo, salgo y hago nada en la cocina...), decidí darle una sorpresa.
Mientras ella seguía en su trabajo me fui de compras y me dispuse a cocinar este conejo con verduras y escabechado.

Ingredientes:

medio conejo troceado
dos ramas de brécol
un pimiento rojo
vinagre balsámico, aceite, agua
sal, pimienta y ajo

Salpimentar el conejo y sofreirlo en una cazuela con aceite de oliva. 
Mientras limpiar y cortar en trozos grandes el brocoli y el pimiento rojo. Una vez estén dorados los trozos de conejo, sacarlos y añadir la verdura. Darles algunas vueltas (no pretendas hacerla de todo, está mejor cuando se cocina dentro del escabeche). Salpimentalo.
Añade los trozos de conejo. Y pon algún ajo entero, hojas de laurel y granos de pimienta entera.
Añade una medida de aceite, otra de vinagre balsámico y una tercera de agua. Tapa y deja que se cocine a fuego lento, muy lento, durante una hora aproximadamente. No destapes la olla y una vez apagues el fuego, deja que repose lo cocinado sin abrir la olla. 
Está mejor si lo dejas de un día para otro. Y espero que estuviera bueno porque se lo dejé en la nevera para cuando me fuera...

Coste: barato
Tiempo: hora y media
Dificultad: ¿?

¡A disfrutar!

sábado, 11 de junio de 2011

Fin de semana en Madrid

Tengo grandes y buenas amistades en Madrid por lo que periódicamente me voy a pasar un fin de semana para pasarlo cerca de ellos. Esta vez, como casi todos,  con una amiga de la infancia, la que siempre me acoge en su casa. Nos dispusimos a pasar un fin de semana gastronómico buscando y disfrutando de los innumerables locales de la capital.
Con esta filosofía llegué el viernes y después de contratiempos, me dispuse a degustar mi primera comida de este fin de semana: a disfrutar de la terraza de Amalfi. El cielo estaba indeciso entre sol y nubes pero la temperatura era impecable y decidí comer en esa pequeña y acogedora terraza. Pese a que tenían un menú de degustación me decidí por pedir de carta porque quería probar otros platos. Lo primero fue pedirme una caña (cómo me gusta la cerveza en Madrid ¡qué bien la tiran!) que vino con unas aceitunas aliñadas. 
Como entrante, no solicitado, me trajeron unos mini corazones de alcachofas con vinagre de módena: frescos y sabrosos. Media ración de antipasto: una impresionante berenjena, pimientos rojos asados, unas fantásticas rodajas de calabacines aliñados y, no podía faltar, mozarella. Todo regado con un buen aceite de oliva.
Como plato fuerte, un carpaccio de buey con rúcula y alcaparras y unos trozos de parmesano. Plato fresco y sabroso, aunque para mi gusto la carne estaba demasiado macerada. Me gusta más cruda, que se note más la textura de crudo.
Como no me cabía postre alguno y dado que sabía que en Amalfi hacen unos buenos gintonics, me pedí uno, pero de ginebra seca. Me proponen tomar uno de Mombasa (tremenda ginebra seca) con Fever-tree como tónica. El resultado es un delicioso gintonic. Sólo faltaba algo de chocolate. Como no tenían nada de chocolate (¿unas trufas? pues no), el amable camarero me trae un cuenco con m&ms que consiguen hacerme disfrutar de lo lindo. 
Muy buen comienzo de este fin de semana. ¿Se podrá mejorar? pues si.
Por la noche, nos vamos a cenar al Real Café Bernabeu. Tenemos la suerte que el campo está ocupado por una empresa que lo ha alquilado y que está jugando un partido de empleados. Así nos hace ver cómo se vería un partido desde este privilegiado emplazamiento.
Para comenzar, unas copas de cava que acompañamos con unas aceitunas. Como vino Pétalos, de el Bierzo: goloso, muy sabroso. Un amor de vino tinto. Como entrante un queso extremeño al horno que viene con unos picos y que nos hace batallar con el queso. Rico, rico.
Como plato fuerte, rabo de toro con cremoso puré de patata y bien salseado con la reducción de la salsa donde se ha cocinado el rabo. ¡Delicioso!
Al postre llegamos excesivamente ahítas pero recordamos una delicia que tomábamos en tiempos jóvenes: una bola de helado de nata con un café expres por encima. ¿Lo has probado? No te lo pierdas...
Al día siguiente, sábado, nos vamos a comer a un local muy cool: Le Cabrera, recomendación de una amiga. El local es bello, con muchos espejos, con muchos detalles y una filosofía peculiar. Se cena en banquetas altas, alrededor de las barras y así puedes hablar con Ben (el dueño de los fogones) sobre el plato. Todo es hermoso y veo una cava bastante grande. David, el somellier, me lleva a lo que él llama 'mi oficina'. Me ensaña sus joyas, sus amores (me hace catar un vino Balear, 4Kilos, tremendo!). Dentro de la cava también tiene las copas por lo que los vinos se toman a una temperatura impecable. Muchas botellas ya descorchadas y conservadas con los artilugios para sacar el oxígeno y guardarlas de manera óptima.
Para comenzar, y para no perder las buenas costumbres, nos tomamos una copa de cava. Como entrantes pedimos unas sardinas con aliño de salsa de fruta tropical (¡deliciosas!) que vienen con unas rebanadas de pan tostado y todo lo necesario para elaborarnos un rico 'pá amb tomaca': pan tostado, ajo pelado, tomate bien maduro, sal y excelente aceite de oliva. 
Una terrina de foie con frutos secos endulzados. Ay dios, la dieta a la porra! Qué bueno!!
El plato fuerte son unas mollejas de ternera con zanahorias glaseadas. Francamente, no hay que perdérselas. ¡Pero qué buenas!.
Para estos platos David nos propone: con la terrina de foie un vino californiano, Mcmanis Petit Shyraz del 2008, vino tinto de gran consistencia, amplio, de paso lento y que compite y limpia la boca impecablemente bien de la grasa que nos deja el foie. 
Para las mollejas nos propone un vino de Toro, Numancia: vino complejo, con muchos matices en nariz y en boca pero, simplemente delicioso, amable en boca y con una buena acidez.
El postre....no lo recuerdo: era como una crema de mascarpone pero con sabor a fruta y una sopa de frutas (mmmmm es lo que veo en la foto. Esta memoria...)
Por la noche, nos fuimos a cenar a Europa Decó, restaurante del hotel Urban. El restaurante es muy oscuro, muy bonito. Nos proponen el menú de degustación y aceptamos (no tenemos ganas de lectura sino de disfrutar de la copa de champagne. En esta ocasión, nos quedamos con la botella: Perrier Jouet. Es potente, avinado, tremendo champagne, ideal para comer platos potentes -se los liquida-). Las primeras copas vinieron con unos sushis de verduras crujientes. Se acercó un camarero con un cesto lleno de panes diferentes. Elegimos y nos animó a elegir otro de otro sabor. ¿Cómo no íbamos a aceptar?
El entrante era una crujiente lámina de pasta, con un queso cremoso que tomaba todo el sabor de un pequeño trozo de pimiento de piquillo que llevaba. Hetéreo.
Tartar de salmón con patatas cremosas. Rico y bien aliñado salmón.
Como plato de pescado: salmón con un caldo contundente y unos espaguetis de no-pasta. El salmón resultaba excesivamente hecho (estaba confitado) y su textura era muy cremosa. Nos hubiera gustado más a la plancha (creo que se le saca más partido y matices al salmón cuando se hace a la plancha, tostando su exterior y dejándolo crudo en el centro).
Y como platos fuertes: rabo de toro (rico y tierno) y cochinillo deshuesado. Ambos con puré de patatas y de boniato. Buenos platos, aunque esperabamos que nos sorprendieran más.
Como postre unos tarritos llenos de una crema de chocolate y con crema natosa por encima. Excesivamente dulce para mi gusto y tremendamente pesado.
Con el café viene una bandeja con una teja de almendra (deliciosa) una gominolas de mango (buenas), otro dadito blanco de no se qué, y unas impresionantes trufas de chocolate negro. Buen final para una cena de la que esperábamos más, bastante más.
Después gintonics en la terraza Urban: de las de moda, desde hace años, en la noche madrileña (no es para tanto...) aunque  puedes ver todos los tejados de Madrid. Los gintonics de ginebra Monbasa y de Bulldog, ambas deliciosas. Nos permiten hacer una mejor digestión.
Ya en domingo, nos dirigimos a un sitio de comida casera a tomarnos unas tapitas para comer. La Isleta. Nos pedimos unas anchoas que pese a su pequeño tamaño, encontramos deliciosas, bien desespinadas y bien desaladas, Lacón, huevos rotos (con taquitos de jamón). Y para acompañarlos una cerveza bien tirada (con una espuma bien cremosa) y una copa de tinto de Coto de Hayas, de Campo de Borja. Como nos sentíamos caprichosas y como estábamos donde estábamos, para rematar nos pedimos unos callos. No estaban mal pero los he comido mejores.
Y hasta aquí mi fin de semana dietético.... pero lo he disfrutado de lo lindo.