sábado, 2 de junio de 2012

Cena maridaje en Restaurante Castillo

Por fín puedo acudir a una de las cenas maridaje que organiza Eduardo Frechina en su restaurante de Godella. 
Tiene todas las mesas completas para disfrutar de esta noche. 
Pero vamos a lo importante, el menú promete, promete mucho.
Como entrantes nos traen  una ensalada de queso de cabra, bien aliñado con toques dulces y un pan fino, crujiente (lleva almendras, vinagreta de pasas y reducción de PX). Buen comienzo.
Chipirones rellenos de habitas baby, jamón y cebolla tierna. Realmente fantásticos.
Estos platos vendrán maridados con Riesling Vin D'Alsace. Fresco, algo dulce para mi gusto pero que hace un buen matrimonio con los platos.

Hojaldre de sardina y calabacín (francamente deliciosos)
Pimientos del piquillo rellenos de arroz negro con all i oli: bocado original, de buena combinación y el all i oli estaba suave, nada pesado.
Y estos platos los acompañarán Finca La Estacada, crianza: potente, carnoso, presente en boca y riñendo con sus potentes competidores, los platos. Quedan en tablas.


Lomos de bacalao a la muselina suave de ajo: tajaditas de bacalao (dado lo largo de la cena, se agradece) suaves, en su punto, con un napado de ajo suave que le va como anillo al dedo.
Con este plato vendrá Prima (de bodegas Mauro II) con 6 meses de barrica: un vino de la zona de Toro impecable, correcto, cremoso, con potente nariz y paso por boca largo, prolongado y con una persistencia media.


Brochetas de ternera con verduritas crujientes marinadas con ajo y perejil, patatas panaderas y puré de calabaza: Las verduras están ricas, la carne suave y tierna y poco hecha (¡bien!) y el puré de calabaza es toda una delicia.
A este plato le acompañará Emilio Moro crianza: vino elegante, de nariz prodigiosa, con muy buena persistencia en boca, cremoso y prolongada permanencia. Lo tomamos comparándolo con Prima y, claro, gana por goleada.

Y vienen los postres: un flan de café, otro de queso, tiramisú y unas trufitas. Con ellos vienen cafés e infusiones. Prefiero seguir con el vino que logramos rescatar del recoger de copas que llevan los camareros (necesitaban muchas copas por comensal) y que amablemente nos rellenan para poder seguir disfrutando de Emilio Moro hasta el final.



Luego vendrían los gintonics en el Privat pero eso....eso lo dejaré para otro día.
 


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